viernes, 19 de febrero de 2016

Una filosofía de la victoria. Una filosofía victoriosa.

Ni una sola decisión tiene más importancia para determinar su manera de entrenar que la prioridad que asigna a estos objetivos; en especial, el significado que otorga a la victoria. Algunos entrenadores que afirman que ganar no es lo más importante no se comportan de esa manera cuando entrenan. Por ejemplo, los entrenadores que hacen jugar sólo a los mejores atletas, que hacen jugar a atletas lesionados o que gritan despectivamente a los atletas que han cometido un error demuestran que ganar es más importante para ellos que el desarrollo de los deportistas.
Sea sincero. ¿Otorga en ocasiones un énfasis excesivo a la victoria? ¿Toma decisiones a veces que reflejan más preocupación por ganar el partido que por el desarrollo de sus atletas? ¡Resulta fácil hacerlo en una sociedad que concede tanto valor a la victoria!
Muchos entrenadores se enfrentan a un dilema sobre sus objetivos cuando entrenar. La sociedad recompensa claramente a los ganadores.
Pero la sociedad también entiende el deporte como un medio de ayudar a los jóvenes a desenvolverse en la vida, a forjar el carácter y a desarrollar aptitudes de liderazgo. Los entrenadores que desean ayudar a los jóvenes a evolucionar física, psíquica y socialmente mediante el deporte a menudo se encuentran con que se les evalúa únicamente según su historial de victorias y derrotas.
Altruistas tal vez al principio, demasiados entrenadores veteranos se ven condicionados por las organizaciones para las que trabajan a perseguir el objetivo de la victoria a cualquier precio.
Esto debe cambiar, y los entrenadores deben responsabilizarse de propiciar el cambio. Mientras la sociedad sea voluble en cuanto a los objetivos en la práctica del deporte, los entrenadores deben resistirse a las fuerzas que les animan a ganar a cualquier precio. Los entrenadores, ahora más que nunca, han de tener claros sus objetivos cuando entrenan.
Quiero que considere usted el siguiente objetivo como la piedra angular de su filosofía como entrenador.
Es un objetivo que respaldan muchas organizaciones deportivas nacionales, entrenadores expertos y con éxito de todas las categorías, educadores profesionales y terapeutas. Es un objetivo que espero que usted también apoye y, lo que es más importante, ¡que ponga en práctica! El objetivo es éste:

Los atletas primero,la victoria en segundo lugar.

Lo que trato de decir con ello es muy simple: toda decisión que toma y cada comportamiento que exhiba está basado, primero, en lo que juzga que es mejor para sus atletas y, segundo, en lo que puede mejorar las opciones de victoria del atleta o del grupo.
Los atletas primero, la victoria en segundo lugar es el fundamento filosófico de la carta de
Derechos de los Atletas Jóvenes . Dedique un momento al estudio de estos derechos. Piense en cómo su manera de entrenar podría privar a un atleta de esos derechos, y después en cómo puede entrenar para garantizar que todo atleta goce de ellos.
Los atletas primero, la victoria en segundo lugar es un objetivo fácil de decir, pero no tan fácil de cumplir. Hoy día, muchas organizaciones deportivas están dirigidas por directivos que exigen a los entrenadores que inviertan este objetivo la victoria primero, los atletas en segundo lugar, ya sea porque ganar es su objetivo personal o porque estos directivos reciben la presión de otros. Los
entrenadores que, con pericia, ayudan a los jóvenes a convertirse en seres humanos mejores, pero que no llegan a ganar una cuota de partidos, a menudo desconocida, son considerados unos perdedores y, con excesiva frecuencia, despedidos.
Ésta es la lamentable realidad del deporte actual, pero debe cambiar y cambiará. En última instancia, no se trata de cuántos partidos se ganan sino de a cuántos jóvenes ha ayudado a convertirse en ganadores en la vida.
Así pues, ¿qué piensa hacer usted ahora si se encuentra en esta situación? Si cree que Los atletas primero, la victoria en segundo lugar refleja la prioridad idónea, resista la tentación de abandonar
sus principios porque la presión de ganar supone una amenaza para su puesto de trabajo, o peor, para su autoestima. Resístase a transferir esta amenaza amenazando el bienestar de sus atletas. Cíñase a sus principios y trate de convertir a sus objetivos a quienes le están presionando: los atletas primero, la victoria en segundo lugar.
 

Esforzándose para ganar


Tener los atletas primero, la victoria en segundo lugar como objetivo no significa que ganar carezca de importancia. El objetivo inmediato a corto plazo de cualquier disputa es ganar. Esforzarse

por ganar ateniéndose a las reglas del juego tendría que ser la meta de todo atleta y entrenador.
Practicar deportes sin esforzarse para ganar equivale a ser un “competidor deshonesto”, dice Michael Novak en Joy of Sports. Esforzarse para ganar resulta esencial en una competición placentera.
“Ganar no lo es todo, es lo único”, dice Vince Lombardi, o eso nos han contado. En realidad, Lombardi no lo expresó de ese modo; esa fue la versión de un periodista. Lo que Lombardi dijo, en realidad, fue, “Ganar no lo es todo, pero sí esforzarse para ganar”. Y esa declaración refleja con mayor precisión su filosofía como entrenador.
¿Tiene sentido que el énfasis en la victoria no esté en el hecho de ganar en sí mismo, sino en esforzarse por ganar? Se trata de la búsqueda de la victoria, el sueño de conseguir la meta más que la meta en sí misma lo que trae consigo la diversión en el deporte. Muchos atletas destacados afirman con candidez que sus mejores recuerdos deportivos no son las victorias mismas, sino los meses de preparación y anticipación, y la autorrevelación antes y durante la competición.

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